Este domingo, elecciones en Francia. Y en el debate en televisión con Macron, la igualdad solo tuvo dos momentos: uno de pasada, cuando Macron reconoció la ruptura del silencio ante el acoso o los feminicidios, y el debate del velo. Francia no es, precisamente, sinónimo de lucha por las mujeres. La historia lo demuestra, desde el final de Olympe de Gouges pasando por la falsa revolución sexual de Mayo del 68. El aumento del conservadurismo francés se refleja ya en el avance del discurso de Le Pen. Aunque hay diferencias entre su partido y Vox, marcadas por la identidad del país (por ejemplo, la laicidad), sí hay una base del discurso compartido sobre la igualdad. El primero, el más rentable, es situar a mujeres con voz propia para justificar que es un partido feminista. La trampa de pensar, como ocurre aquí, que ser mujer es igual a ser feminista, cuando no tiene nada verdad.
Artículo de Ana Bernal-Triviño Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Creen que Le Pen es feminista
La candidata ultra ha jugado a disfrazar de feminismo lo que no es para captar voto de las mujeres
Marine Le Pen, de campaña en Soucy. /
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