Artículo de Olga Merino Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

¿Qué ha pasado con la izquierda en Francia?

La izquierda política se siente a veces más cerca de la vida hípster que de las periferias

Emmanuel Macron y Marine Le Pen, durante el debate. / LUDOVIC MARIN (AFP)

Hace ocho años, un dóberman de Jean–Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional francés (FN), se zampó un gatito de su hija menor. Por aquel entonces, el clan familiar convivía en una mansión del siglo XIX a las afueras de París, y la muerte del infausto minino, con manchitas de leopardo y llamado Artémis, no solo rompió el corazón de Marine Le Pen, sino que fue el hachazo emocional que consumó el parricidio. ‘Au revoir’, ahí te quedas. Con el tiempo, ella acabó controlando las riendas del partido, mientras papá, ese hombre que considera «un detalle» las cámaras de gas de la Segunda Guerra Mundial,  se mordía las uñas rabiando: «El FN se ha convertido en un club gay». Tal vez por su elevada carga simbólica, pues, Marine Le Pen se ha retratado hasta la saciedad en esta campaña rodeada de gatitos, como una ‘influencer’ adolescente, para dulcificar su imagen y distanciarse de la herencia paterna. ‘Desdemonizar’, lo llaman. Y aunque se trata de simple barniz, nunca un partido ultraderechista y profundamente xenófobo había llegado tan lejos en unas elecciones presidenciales. Aunque los últimos sondeos antes de la segunda vuelta dan la victoria a Emmanuel Macron (57,5%) frente a Le Pen (42,5%), la batalla seguirá palpitando en los años por venir en la Francia multicultural de las periferias urbanas y rurales, esa Francia que se siente sola y angustiada, donde cada vez cuesta más ganarse la ‘quenelle’ (el plato de albóndigas).