Artículo de Ruth Ferrero Turrión Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El fin de la neutralidad de Finlandia y Suecia

El efecto rebote de la invasión rusa de Ucrania ha sido que los dos países nórdicos, tradicionalmente no alineados, estén dando un paso adelante para unirse a la Alianza Atlántica

Sanna Marin y Magdalena Andersson / TT News Agency

Hasta el día 24 de febrero de 2022 la organización euroatlántica buscaba de manera insistente una razón para seguir existiendo. De hecho, en la reunión prevista en Madrid el próximo mes de junio, se preveía la aprobación de un nuevo concepto estratégico para la organización y los puntos principales del mismo versaban sobre el ámbito de la seguridad humana, el cambio climático o mujer y seguridad entre otros. Pero, además, se quería garantizar la unidad y la cohesión interna de todos sus miembros. En definitiva, se trataba de darle sentido a una organización anacrónica cuya misión había sido defenderse del Pacto de Varsovia y que ha transitado sin rumbo claro durante estos últimos veinte años. Pues bien, uno de los primeros logros alcanzados por Putin ha sido precisamente dar sentido a la existencia de la OTAN.