Una inflación tan elevada y sostenida está alimentando la necesidad de un pacto de rentas, entendido como un acuerdo para aumentar los salarios de forma limitada y acordada, acompañado, a su vez, por una contención en la remuneración del capital. Todo ello con el fin de evitar una descontrolada espiral inflacionista que acabaría por perjudicar a todos, especialmente a los más débiles. Una negociación que empezamos hace unas semanas y sin que, por el momento, se haya dado avance alguno. Un mal inicio que atribuimos a nuestra innata incapacidad para el acuerdo, a diferencia de lo que sucedió en otro momento trascendental de nuestra historia con los Pactos de la Moncloa, a los que apelamos de manera recurrente estos días.
Artículo de Jordi Alberich Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
¿Otros Pactos de la Moncloa?
A diferencia de los años 70, hoy andamos tan desorientados como nuestros socios europeos acerca de cómo afrontar las disfunciones y fracturas que se acumulan, sin modelo alguno al que dirigirnos
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a los máximos representantes de patronal y sindicatos; en Moncloa. /
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