Arenas movedizas | Artículo de Jorge Fauró Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Francia ya no es lo que era

El ascenso de la ultraderecha y el hundimiento de los partidos tradicionales en el país vecino dejan a Europa sin su gran referente político y cultural de las últimas décadas

Matine Le Pen en un acto de campaña. / FRANÇOIS LO PRESTI / AFP

Hubo un tiempo en que ser francés representaba el culmen de la civilización occidental. La ‘grandeur’. Todo lo que procediera del país vecino era sinónimo de sofisticación y deseo, la elegancia de la ‘haute couture’ y las exquisiteces de la ‘nouvelle cuisine’, de Yves Saint Laurent a Paul Bocuse; la enseñanza del idioma en los colegios hasta que el inglés se impuso como lengua universal; los ‘bouquinistes’ del Sena, los cafés del Barrio Latino y Kiki de Montparnasse; el vino de Burdeos, el champán de verdad y las playas de Normandía; la magia de los castillos del Loira y el Mont Saint-Michel; las vacaciones de la jet set en Saint-Tropez y el paseo de las estrellas de Cannes; el lujo indecente de la Costa Azul, la Avenue Montaigne y la muerte de una princesa británica en el Pont de l’Alma. «La moda se desvanece, solo el estilo permanece igual», dijo Coco Chanel. Los franceses exportaban estilo hasta para franquear su frontera y ver películas en Perpinyà, ‘comme il faut’. Hasta Michel Platini fue Balón de Oro tres años consecutivos en una época en que como nación no daba ni para una pachanga de casados.