Artículo de Juan Tallón Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

No tengo un duro

¿Hasta qué punto no es mejor eso que volverse un hombre de negocios y un día hacerse rico de golpe, estafando millones en comisiones, porque se lleva en la sangre, y salir a dilapidarlos en yates, coches, casas, relojes?

Luis Medina. / EP

Un momento culminante de los días adversos, en los que las cosas no van como te gustaría, llega cuando le respondes a un amigo: «No tengo un duro». Previamente él te propuso un plan muy apetecible, que por supuesto cuesta dinero. El contratiempo que significa no tener pasta tumba a la primera los mejores planes. Mucha pena. Lo expresó con fortuna Gordon Gekko en ‘Wall Street’, de Oliver Stone, al señalar que en los grandes negocios «si no estás dentro, estás fuera». Esta filosofía se adapta fácilmente a los negocios pequeños, a los sueños modestos. Cuántas veces se trata solo de salir a cenar, o de hacerse con unas entradas para un concierto, y renuncias porque ese mes andas sin blanca. También puede suceder que no lleves nada encima circunstancialmente. A mí eso me pasa todo el tiempo. Soy propenso a olvidar siempre algo importante cuando salgo de casa: las llaves, el teléfono, un bolígrafo, la cartera. Cuando te pasa ni siquiera puedes permitirte un helado almendrado.