Pros y contras | Artículo de Josep Maria Fonalleras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El pan, con menos sal: injerencia panificadora estatal

Entiendo que sea necesaria la regulación en atención a criterios de salud pública, pero una parte de mi alma liberal se subleva contra la intervención del Estado

Se establece un límite máximo de contenido en sal permitido de 1,31 gramos por 100 gramos de pan.

Hubo una época en la que, por unas circunstancias que ahora no recuerdo, me aficioné al pan sin sal. O tenía una vida muy intensa que aconsejaba que al menos el pan fuera insípido o la tenía bastante insípida y, así, el pan no era sino una continuación de mi mediocridad. En cualquier caso, por suerte, volví a la fórmula tradicional, aunque confieso que no sabría distinguir con exactitud el grado de salinidad del pan. Por eso, es probable que sea incapaz de determinar si el pan que vamos a consumir a partir de esta semana será más soso que hasta ahora. Lo que me preocupa es el titular que anunciaba esta medida: "El pan será más soso por Real Decreto". Entiendo que sea necesaria la regulación en atención a criterios de salud pública, pero una parte de mi alma liberal se subleva contra la injerencia panificadora estatal. Estoy tentado de ir a mi panadero de cabecera, Joan Pujades, de La Puntual (¡el “chato” – salado – de pasas y nueces es homérico!), y encargarle un pedido específico con la sal habitual y no con la que ahora pasa a ser reglamentaria. Quizás sería un delito. En cualquier caso, sería un encargo para consumo personal, y no haría daño a nadie, y no se me negaría ni el pan ni la sal.

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