Dice el refranero que el infierno está empedrado de buenas intenciones. El presidente Sánchez ha regresado de Marruecos después de una cena en la que el rey Mohamed VI ha desplegado toda la hospitalidad que los marroquís son capaces de ofrecer cuando quieren, y que es mucha. Al compartir con Sánchez la colación nocturna que rompe el ayuno del Ramadán, el monarca ha querido sin duda compensarle de la soledad y los sinsabores que su giro sobre el Sáhara Occidental le han producido en España.
Artículo de Jorge Dezcallar Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La política exterior exige consenso
La impresión que da el cambio de postura de Sánchez es que ha cedido ante la presión de Marruecos, y dar imagen de debilidad es una fórmula infalible para tener problemas en el futuro
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, reunido con el rey Mohamed VI de Marruecos. /
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