Estamos en guerra. Deberíamos ir asumiéndolo aunque nuestras autoridades se resistan a declararlo abiertamente. Las medidas que toman, sin embargo, así lo demuestran. Y aunque no se envíen tropas y solo algunas armas y munición para la autodefensa de los ucranianos, las correcciones a la baja que se están haciendo de las previsiones económicas y las medidas que se están tomando para paliar los efectos mariposa de lo que sucede a cuatro mil kilómetros indican que la incertidumbre ha encontrado otro aliado. El virus de la pandemia le ha pasado el relevo a los tanques de Putin. Al final del grifo que controla, los riesgos europeos por su dependencia energética. Y para redondearlo, mes y medio después de la invasión y tras la propaganda occidental de la semana anterior hablándonos de repliegue del ejército ruso y las dificultades del Kremlin para hacerse con la victoria, el secretario general de la OTAN suelta alto y claro que la confrontación puede durar años. La estabilidad pierde enteros. A la guerra en el campo de batalla hay que sumarle la guerra en el frente económico. Y esta es global y remueve nuestros bolsillos.
Conocidos y saludados | Artículo de Josep Cuní Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El bueno y el malo
Zelenski ya era presidente y su nombre se vinculó a los papeles de Pandora por tener empresas en paraísos fiscales y otras menudencias hoy aparcadas
Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania
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