Artículo de Jordi Puntí Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

En los márgenes de Moscú

Pueblos olvidados, lejos de todo, abandonados... Aquello ya era la Rusia de Putin y puedo imaginar que todo ha empeorado

Coches atascados en el tráfico frente a un edificio de teatro decorado con la letra Z en Moscú, Rusia / YURI KOCHETKOV / EFE/EPA/

Los buenos reportajes periodísticos no se olvidan. Hace casi diez años leí (y recorté) un artículo del ‘New York Times’ sobre la autopista que une Moscú y San Petersburgo, en Rusia, firmado por Ellen Barry. Entonces se llamaba la M-10 y era tan vieja y troceada que un viaje de poco más de 600 kilómetros se hacía en más de diez horas, eso cuando no se colapsaba por la nieve y los conductores quedaban atascados durante días en medio de la nada. La solución del Gobierno de Putin había sido construir un tren rápido que unía ambas ciudades y una autopista paralela —la M-11—, más directa y con pocas salidas, que no se terminó hasta el 2019.