Artículo de Care Santos Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Envidia de los tatarabuelos

Qué feliz esa generación que podía llenar sus ciudades de motores de explosión sin pensar lo que le estaba haciendo al planeta

Tráfico en la Ronda Litoral. / DANNY CAMINAL

Las personas solemos pensar que tenemos suerte de nacer en la época en que hemos nacido. Esto se debe a que el mundo, que no va nunca a ninguna parte, nos ofrece un espejismo de evolución que tomamos en serio. Todos nos congratulamos de vivir épocas mejores que las que le tocaron a nuestros padres y abuelos, y nuestros nietos se congratularán de haberlo hecho en su tiempo y no en el nuestro. Aunque el tiempo que nos toque a cada generación no sea en absoluto envidiable. Yo, y perdónenme el pesimismo, soy de las que piensan que el ser humano ni avanza ni aprende y que solo sirve para inventar dispositivos y cacharritos que le complican la vida y le sitúan ante retos que le vienen demasiado grandes.