Artículo de Xavier Arbós Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Constitucionalismo, populismo y guerra cultural

Para combatir a las opciones populistas hay que actuar en dos niveles. En el primero actúan los partidos políticos; el segundo nivel es el de la educación

Santiago Abascal.

Las democracias europeas empiezan a peligrar por el ascenso del populismo. Sus postulados simplificadores ponen en riesgo el Estado de derecho, porque erosionan su legitimidad. El populismo, exaltando la superioridad moral del pueblo, ataca los límites que la supremacía de la constitución impone a la voluntad popular. Son presentados como un atentado a la soberanía del pueblo, y como formalismos sin más sentido que proteger los equilibrios políticos existentes. Los populistas son los “terribles simplificadores”, cuyo peligro avizoraba en 1889 el historiador suizo Jacob Burckhardt, en una carta a su amigo Friedrich von Preen.