En pocos días, el conflicto del transporte se ha convertido en la más contundente y cercana muestra de cómo cualquier alteración económica, en este caso la espectacular subida de precios del carburante, puede servir de mecha para que explosione el arraigado malestar social. Además, el efecto de la huelga resulta especialmente perturbador, al ocasionar desde el desabastecimiento del supermercado a la parada de la fábrica. Dada la dimensión del conflicto, se ha tardado poco en politizarlo y en acusar a uno u otro partido de estar tras los huelguistas. Pero las razones que impulsan el paro son mucho más serias que la simple manipulación partidista.
Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El lío del transporte
Un centenar de camiones han recorrido este jueves el centro de Logroño para protestar contra el alza de los carburantes y los márgenes de los operadores, en una manifestación incluida en la huelga de transportistas iniciada hace once días. EFE/Raquel Manzanares
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