A veces cuesta asumir que los seres humanos aceptamos un engaño para regir nuestras vidas. Una creencia no demasiado consciente en que aquello es correcto porque es lo que siempre se ha hecho, sin darnos cuenta de que se podría hacer de otro modo mucho mejor, o incluso no hacerse. Los constructos sociales se generan sobre todo con respecto a los afectos. Se sigue a líderes atribuyéndoles cualidades prácticamente sobrenaturales, como a las parejas, o se siente uno parte de un país sin conocerlo, o se cree uno próximo de personas ideológicamente afines solo por sentir la seguridad de formar parte de un grupo, por mucho que el grupo ni proteja ni genere sinergia alguna. Es lo que nos queda de los pequeños grupos de sapiens de los que venimos y que seguían al más fuerte o hábil, o formaban una coalición para cazar y protegerse, o se reunían mirando a un astro, a un árbol o a una roca pensando que de ese modo se acabarían las enfermedades, las hambrunas; la muerte. Nos acostumbramos a producir esas confianzas metafísicas ante las incertidumbres que no sabíamos cómo controlar.
Artículo de Jordi-Nieva Fenoll Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El proceso judicial, ¿una farsa?
Deberíamos imaginar la justicia del futuro con muy pocos interrogatorios y muchos más aportes científicos
Los condenados por buscar venganza tras un tiroteo, durante una de las sesiones del juicio.
Temas
Lo más visto
- Adiós a otra tienda centenaria de Barcelona: "Cerraremos cuando agotemos las existencias"
- Los vecinos del bloque Venus perderán el realojo gratuito en La Mina si no renuncian a pedir indemnizaciones
- Nuria Roca explica la ausencia de Gonzalo Miró en su programa: "Nos ha cambiado por una mochila"
- Detenido un soldado estadounidense cuando estaba como turista en Rusia
- El Ayuntamiento de Barcelona pone fin a la feria de payés de Sant Antoni a petición de los 'paradistas' del mercado