Reconozco y confieso que vengo de otra tradición. Quiero decir que mis referentes eróticos son distintos a los de Rosalía. Felaciones descritas, pongamos por caso, por Vicent Andrés Estellés, que comprendía que “somos bárbaros” en asuntos tan delicados. Escribía por ejemplo, “Bajo la sábana, te tiento la ingle, la redondez abatida de un pecho”. O cuando evocaba “los pelos de la entrepierna golpeando en tus redondeces invictas”. Por no hablar del rector de Vallfogona, cuando comparaba la vida alegre con la “abierta grieta de esta granada”. Con esto quiero decir que buena parte de la poesía erótica que conozco se mueve entre la efusión de un acto compartido y la carcajada de quien goza tanto del momento del coito como de la reconstrucción festiva del orgasmo.
Pros y contras | Artículo de Josep Maria Fonalleras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Las dificultades para entender el lenguaje de Rosalía
Buena parte de la poesía erótica que conozco se mueve entre la efusión de un acto compartido y la carcajada de quien goza tanto del momento del coito como de la reconstrucción festiva del orgasmo
Rosalía, promocionando el disco ’Motomami’ con un grafiti, el pasado diciembre, en Miami. /
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