Mientras unas 5.000 personas se manifestaron recientemente en Barcelona contra la invasión rusa de Ucrania, el 15 de febrero de 2003 la ciudad albergó una ingente concentración contra la intervención de Estados Unidos (y de una amplia coalición liderada por la OTAN) en Irak, con más de un millón de personas. Algo ocurre, ¿verdad? Podía pensarse que la suerte de los ucranianos nos iba a concernir tanto o más que la de los iraquís, pues mientras Ucrania tiene frontera con la Unión Europea, Irak yace entre el Tígris y el Éufrates a casi 4.000 kilómetros de Barcelona, pero no ha sido así. Por lo visto, los manifestantes atienden más a la naturaleza del agresor que a la del agredido, y entendieron que el trío de las Azores merecía la madre de todas las movilizaciones. ¿Y Putin? Nadie le defiende, pero una parte de la izquierda se siente incómoda porque entiende que manifestarse contra él es hacerlo a favor de la OTAN. Es la parte de la izquierda que no sabe cómo actuar ante la guerra cuando el agresor ya no es el imperio norteamericano.
Lastres políticos Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La izquierda incómoda con la guerra de Putin
Es hora de recordar que ha habido guerras justas, como justa es la que libran hoy los ucranianos contra el invasor ruso
Refugiados de Ucrania llegan a Polonia.
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