Tuvo mucho mérito que una cultura con una tan frágil tradición y encima perseguida de manera implacable a lo largo del franquismo incorporara sin aspavientos la ruptura radical de lo que para muchos era de entrada el nieto 'original' del poeta Carles Riba, modelo de intelectual profundo, sensato, estable y dotado de un pensamiento tan sólido como ortodoxo y acomodaticio. Quienes entonces querían integrarlo todo por miedo a la ruptura interna y sus nietos que todavía persiguen las actitudes alternativas tildándolas de heterodoxas, es decir desviaciones sin importancia, ven en Pau Riba un cantante iconoclasta. Y no, no se puede pasar por alto su vocación de líder en pleno y pletórico ejercicio, de fundador de otro manera, la rebelde, la libre por liberada de los convencionalismos, de construirse rechazando la ramplonería de la tradición, la que había llevado el mundo al desastre de la primera mitad de su siglo, la que en Catalunya se había acurrucado en la resistencia sin más ánimo que el de sobrevivir y pasar el testimonio de la continuidad a las nuevas generaciones.
Obituario
Pau Riba o la ruptura total
Su impacto empezó con dos cargas de profundidad: la crítica a su abuelo, el poeta Carles Riba, y su revolucionario disco ‘Dioptria’
Pau Riba en una edición de Canet Rock
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