Anoche, quizá abrumado por las alarmantes informaciones sobre Ucrania, sufrí una crisis de terror nocturno. A la espera de conciliar el sueño imaginaba la escena de un Vladímir Putin acosado y frustrado que en la soledad de su poder omnívoro apretaba el botón rojo de un apocalipsis nuclear. No temía por mí, a cierta edad uno se cree ya suficientemente amortizado, pero pensaba en qué sería de este pobre mundo devastado por un caprichoso desvarío de la historia.
Análisis Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Terror nocturno
Se equivocaban los que predecían una guerra relámpago, el augurado paseo militar ruso resultó ser un movimiento demasiado pesado
Así quedan las calles de las ciudades de Ucrania al paso del ejército ruso.
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