Reducir una guerra a la figura siniestra de un psicópata que busca satisfacer su ego o enaltecer una ideología infame es un análisis demasiado sencillo para justificar atrocidades. Deberíamos saber, a estas alturas, que las guerras responden a estrategias tan perversas como la del hombre solo, ensimismado en un poder omnívoro, pero mucho más obtusas, fruto de intereses económicos, de oscuras pretensiones patrióticas, de reivindicaciones históricas atávicas y dudosas, o de afanes imperialistas, económicos al fin.
Pros y contras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Merkel, el perro Koni y esa mirada de Putin
Reducir una guerra a la figura siniestra de un psicópata que busca satisfacer su ego es un análisis demasiado sencillo. Sin embargo, no hay que descartar la influencia de la superficie en el fondo del asunto
El presidente de Rusia, Vladimir Putin. /
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