Ficción audiovisual Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Suscrita a la aventura de Anna Delvey

La protagonista de '¿Quién es Anna?' nos secuestra hábilmente con un magnetismo incandescente que parece atravesar la pantalla con cada mohín de sus labios

Una imagen de ’¿Quién es Anna?’, con Julia Garner como Anna Delvey. / Netflix

“Todos somos un poco Anna Delvey”, dice Arian Moayed, el actor que da vida en la ficción al abogado encargado de la defensa de la supuesta heredera alemana que consiguió estafar a bancos y a la élite de Nueva York para financiar un sueño y una vida imposible. Todd Spodek, que así se llama el abogado de Anna —cuyo verdadero apellido es Sorokin— ataca de esta manera el prejuicio moralista de los que se creen libres de todo pecado, limpios de cualquier atisbo de falsedad, por encima de la exageración o la autocomplacencia. Todd Spodek sabe que nadie es inocente del constante pecado de la mentira. Todos exageramos, estiramos la verdad más allá de lo que imaginamos y nos envolvemos en la versión de la realidad que nos parece más estilosa para triunfar en la fiesta de las vanidades del capitalismo. Una manta de excusas y justificaciones resistente al frío del invierno de consecuencias que nos espera… a algunos. Un invierno que, si llega, no es igual para todos, ¿verdad? Sobrevivir el frío no se traduce en la misma experiencia para cada uno de nosotros. Los privilegios se traducen en valores físicos sin que nos demos cuenta, y van más allá de los parámetros fijos que nos gusta imaginar. El mundo se convierte en un bosque de injusticias en el que perder todos nuestros valores, ya fueran reales o fingidos, para poder gritar a pleno pulmón lo difícil que es la vida, lo muchísimo que nos asusta el lobo. 

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