Que Pablo Casado no suscitaba entusiasmos entre la derecha que manda en Madrid era un secreto a voces. Sin embargo, era difícil pensar que quienes configuran este poder auténtico, aquel que está por encima de las personas y los partidos, fuera a por él de un modo tan despiadado, desbaratando cualquier plan de negociación honorable de la crisis y forzando una convocatoria de congreso vergonzosa. Casado se ha ganado semejante calvario, con un cúmulo de errores que se remontan a mucho antes de la crisis con Isabel Díaz Ayuso. Su incapacidad para presentar una alternativa a una coalición mil veces demonizada, su incompetencia para aprovechar la crisis social y los conflictos internos del Gobierno, su torpeza para contener la sangría de votos hacia una extrema derecha que representa inestabilidad y alejamiento de la matriz europea, y su impotencia ante las andanadas que le propinaban desde el propio partido Cayetana Álvarez de Toledo o el propio José María Aznar (“oigo decir que hay que ganar para llevar a no sé quién a La Moncloa”), todo ello levantó una veda por la que irrumpió Díaz Ayuso, con fino instinto parricida, para darle la estocada final.
Cisma en el PP Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El juguete roto de la derecha
El líder popular se ha ganado su calvario, con un cúmulo de errores que se remontan a mucho antes de la crisis con Isabel Díaz Ayuso
Pablo Casado. /
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