Atados para que no traten de ir solos al baño. Inmovilizados porque no hay manos suficientes para cuidarlos. Sedados para que se sumerjan en la inconsciencia y no requieran mayor atención. Leer los (malos)tratos a los que son sometidos los mayores en algunas residencias es asomarse a la indignidad. Imaginarlo, el terror. Más aún cuando muchos son plenamente conscientes de su sometimiento. De repente, dejar de tener el control de la vida. No ser nadie. La angustia desbordada y, para calmarla, medicación. Y así, día tras día, desarmados, sin posibilidad de rebeldía. Hundiéndose en la renuncia.
Pros y contras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Residencias de ancianos | Atados
Leer los (malos)tratos a los que son sometidos los mayores en algunas residencias es asomarse a la indignidad
Sillas de ruedas en una residencia de ancianos.
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