Si el PP fuera una empresa cotizada, sus accionistas estarían sumidos en la desesperación al ver cómo sus títulos se desplomaban y su patrimonio, a veces fruto de la especulación pero otros acumulados con los ahorros de toda una vida, se evaporaba; la directora de marketing tiene bloqueadas sus comunicaciones; el director general habría cesado; y en cuanto al consejero delegado, los inversores principales ya estarían sentados con él negociando su salida. Cierto es que el ejemplo está muy manido: uno de los líderes populares con los que he tenido la oportunidad de hablarme reprochaba con razón que recurriera a una imagen tan obvia. Pero no soy yo, sino el PP de toda la vida, el que ha buscado siempre como paradigma de funcionamiento el propio de las grandes empresas. Y un partido, ciertamente, no lo es.
Guerra fratricida Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El hundimiento
Si el PP quiere cerrar la herida por la que se desangra no le queda otra que sacrificar a García Egea, encapsular a Ayuso y buscar relevo a Casado
Concentración contra Casado frente a Génova.
Lo más visto
- Estas zonas de España estarán 'bajo el agua' en 2050 por la subida del nivel del mar
- Muere asesinado en Etiopía Toni Espadas, fotógrafo y guía turístico catalán
- La Academia de la Guardia Civil de Baeza instala nuevas medidas tras la supuesta grabación en los vestuarios femeninos
- Cortada la L4 del metro de Barcelona entre Barceloneta y Verdaguer
- Notición con el precio del euríbor de hoy, 20 de mayo 2024: se acabó la buena racha