Con las gafas de una falsa idea de superioridad, demasiado a menudo se desprecian los canales que no existían hace 20 años, sin ver que no se trata de cauces subterráneos malolientes y vergonzantes, sino más bien de nuevas autopistas por donde transita todo lo bueno y lo malo. Inevitablemente, buena parte del futuro. Que si Twich o TikTok. Que si nos encontramos en el metaverso. Que si ahora compro una obra de arte digital, pagada en criptomonedas y subastada en línea. Un enjambre de canales, productos, servicios y códigos propios. Como la cara oculta de la luna, un territorio aún ignoto para muchos.