El desliz Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Entender a esos votantes de Vox

Se tendrá que trabajar más para reconquistar al electorado ultra con algo más que condescendencia y desprecio

El candidato de Vox, Juan García-Gallardo, junto al líder del partido ultra, Santiago Abascal / Pablo Requejo / EFE

Cuando Pedro Sánchez llegó el sábado a la gala de entrega de los Goya, el periodista de la televisión pública le preguntó en directo si había visto las películas en liza. El presidente del Gobierno reconoció que no había visionado ni 'El buen patrón', que concurría con un récord de 20 nominaciones, ni 'Madres paralelas', a cuya protagonista, Penélope Cruz, y autor de banda sonora, Alberto Iglesias, felicitó no obstante en las redes sociales por su reciente nominación a los Oscar como embajadores del «talento español». Un tuit cuesta menos esfuerzo, tiempo y dinero que llegarse al cine y pagar la entrada, la verdad. Valencia se encuentra a tiro de piedra de la Moncloa y el esmoquin nos sienta tan bien, que cómo evitar estar ahí apoyando «una industria tan importante como la cultural» y que «ha sufrido tanto por la pandemia»; evidenciando, en definitiva, el abismo entre el dicho y el hecho. Me dejó impresionada la falta de curiosidad del líder por los productos creativos más en boga del país que dirige, que imagino centrarían todas las conversaciones en la alfombra roja y aledaños del Palau de les Arts. Se supone que son un reflejo de nuestro tiempo que ayudarían a entenderlo. Tal vez se encontraba demasiado absorto en las elecciones de Castilla y León que se celebraban al día siguiente, con excelentes presagios para su partido desde las encuestas de los sociólogos de su gabinete. Unos presagios que nadie creyó, que no se han cumplido y que merecerían alguna reprimenda puesto que se fabricaron con dinero público. Si después de ver las cintas de León de Aranoa y Almodóvar le queda un rato, debería dedicarlo a esa porción de compatriotas que cada vez más se inclinan por partidos de extrema derecha. Esos cuya existencia se ha barrido bajo la alfombra de algún despacho de puertas afuera, pero ahí están, complicando el final a los guionistas malos de la política. Por curiosidad, y por si fuese posible un final feliz para este argumento de terror que se enreda.