Como en el célebre óleo de René Magritte ‘Ceci n’est pas une pipe’ (‘Esto no es una pipa’), que nos alerta sobre el arte de la simulación –lo que vemos no es el objeto, sino su representación–, podemos concluir, en el caso de la mesa del diálogo, que esto no es una mesa. Es un artilugio político con posiciones de fondo distantes, pero que tiene la virtualidad de mantener viva la frágil mayoría parlamentaria del Gobierno de Pedro Sánchez. Mientras tanto, en Catalunya, ERC intenta estabilizar su coalición con JxCat, que no solo rechaza la mesa de diálogo, sino que hace tambalear la mesa del Govern de Pere Aragonès.
La encrucijada independentista Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Esto no es una mesa
El ruido político nos distrae de los problemas de fondo: el déficit de diálogo en Catalunya y la exigencia apriorística del referéndum de autodeterminación
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ’president’ de la Generalitat, Pere Aragonès, se saludan antes de su reunión bilateral previa a la mesa de diálogo, el 15 de septiembre de 2021 en Barcelona. /
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