Más que un milagro, hubiera sido sobrenatural que el director de fútbol del Barça, Mateu Alemany, hubiera traspasado a Coutinho. Lo consiguió ceder, y aun gracias. También hubiera resultado una hazaña vender a Dembelé contra la voluntad de su representante. E incluso hablaríamos de brujería si algún club hubiera picado con Umtiti. No hubo suerte. Tampoco con Neto. Ni con Braithwaite. Ni Luuk de Jong. O Dest. Todos siguen aquí. Las salidas eran prioritarias, pero poco realistas.
ANÁLISIS
El milagro de Alemany
Laporta, Jordi Cruyff, Yuste y Alemany, en el entrenamiento del Barça tras la eliminación en la Champions. /
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