A un pobre, cuando su santa le pilla con otra, le pone las maletas en la puerta y le dice adiós, muy buenas. O ahí te pudras, depende. Los ricos no, ellos son distintos, en lugar de separarse o divorciarse, que son actos propios de las clases bajas, lo que hacen es "interrumpir su relación matrimonial", como han anunciado Urdangarin y la infanta Cristina. Hasta ahora, lo único que se interrumpía en las relaciones de pareja era el coito, y eso por ahorrar en preservativos. Interrumpir la relación matrimonial es un estadio superior, al alcance solo de la nobleza, o por lo menos de la exnobleza, como es el caso. Es como solicitar una excedencia en el trabajo, solo que lo de Urdangarin, más que una excedencia parece un despido sin derecho a indemnización. Urdangarin no entró en la cárcel, sino que interrumpió su libertad unos días. Ni siquiera fue condenado por prevaricación y malversación, sino por interrumpir su honradez. Los ricos son así hasta el final. Cuando mueren, interrumpen la vida.