“Esa es la magia de la ficción y también el horror de lo real. Que la vida no siempre es lo que ocurre, sino las secuelas de lo que parece ser”. Esto había escrito quien hasta esta semana hizo compatible la explosión literaria con el trauma escondido. Quien diseñó hechizos para sobreponerse a la repulsión. Quien quizás, en alguna ocasión, pensó “que la vida pase de largo, que no me encuentre” para ahuyentar los demonios parapetados en la parte somnolienta de su cerebro. Allí donde descansan los secretos que se quisieran olvidados pero que al despertar exigen su presencia para marcar vidas, alterar emociones, frenar ilusiones y frustrar deseos.
Conocidos y saludados Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Vida, dolor y obra
La corriente de emociones que ha provocado el testimonio de Alejandro Palomas ha llegado en ayuda de los políticos que llevan tiempo pidiendo una comisión parlamentaria para investigar tanto abuso acumulado como mirada distraída
Alejandro Palomas. /
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