Las relaciones entre el jefe del Ejecutivo y el líder de la oposición nunca suelen ser buenas. Es normal en las democracias: uno aspira legítimamente a continuar en el cargo y el otro a sustituirle cuanto antes. Pero la ausencia total de un mínimo de contacto entre los que lideran las grandes opciones del país es perniciosa. Entorpece toda cooperación y no ayuda ni a la gobernabilidad ni a la confianza en la solidez de las instituciones.
La nota Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Pedro Sánchez se equivoca
La crisis de Ucrania exige un contacto fluido entre el presidente y el líder de la oposición. Casado ha sido más hábil al descolgar el teléfono
Sánchez, el pasado 28 de diciembre, en el Congreso de los Diputados. /
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