Menos entusiasmo, optimismo a la baja sobre el crecimiento y bastante voluntarismo respecto a la inflación. Eso es lo que extraigo de las últimas previsiones económicas mundiales del FMI. Ya se dijo que el economista es quien sabe prever mejor el futuro, pero cuando ya ha pasado. Ahora, tras los maremotos de la crisis de 2008 y la pandemia de ciencia ficción de 2020, es lógico que el FMI -especie de sumo sacerdote colectivo de los macroeconomistas- ande con pies de plomo. Pero a los economistas -no a los gurús que se forran predicando catástrofes- no les pagan para ser cenizos, sino analistas responsables.
La nota Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Un FMI con niebla
En 2021 España creció por debajo de lo previsto por el Gobierno y de la media de la zona euro, pero puede rebotar en el año en curso
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en una imagen de archivo. /
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