El 15-M agitó el escenario político. Recordó que no hay democracia sin protesta y conectó con una parte de la ciudadanía que no se sentía representada por ningún partido. Fue un grito de indignación ante la factura de la crisis y los grandes casos de corrupción. De aquella agitación beben los ‘comuns’, también su código ético. Una promesa de regeneración política.
Pros y contras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Bumerán Colau
Ada Colau durante una rueda de prensa. /
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