Civismo Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El coche del vecino y otras historias irritantes

Es necesario mejorar el día a día de los ciudadanos. Que se pueda pasear por la acera sin tener que esquivar motos, que la ciudad esté limpia, que los equipamientos funcionen bien, que se cumplan las normas

Una moto intenta alcanzar el semáforo por el carril bici.  / RICARD CUGAT

La ciudad que percibimos es habitualmente la ciudad que vivimos en nuestro día a día. Tendemos a generalizar, a veces con razón. Si el contenedor de delante de casa siempre está lleno y rodeado de basura, percibiremos una Barcelona sucia, si hay mucho ruido en nuestro entorno pensaremos que vivimos en una ciudad muy ruidosa -probablemente lo es- y si tenemos un coche mal aparcado cada día en nuestra calle probablemente pensaremos que la indisciplina viaria es habitual. Esto es, quizás, lo que me está pasando. Últimamente, aunque no tengo coche, no puedo dejar de fijarme e indignarme con el de un vecino que, día sí y día también, aparca en un sitio prohibido. La casuística de la calle, plataforma única, hace que si este conductor incívico aparca mal y otro conductor de moto, también incívico, aparca (en batería) al otro lado, los demás coches no puedan pasar. El caso extremo pasó el día de Reyes y acabo con la intervención, aunque fallida, de la grúa municipal. El coche se salvó, 'in extremis', porque la alarma del vehículo se disparó y alertó al propietario que, desde el balcón, suplicó y gritó que no se lo llevaran. El Karma no hizo su trabajo. Y a pesar del susto, el vecino sigue aparcando mal.