Que en Alemania un Gobierno de gran coalición del CDU y el SPD, presidido por Merkel, haya sido relevado por un tripartito dirigido por un socialista, Olaf Scholz, en alianza con liberales y verdes, es un cambio que tendrá consecuencias. Pero no es, ni de lejos, una revolución. Scholz, fue elegido porque su socialismo templado era quizás la alternativa menos traumática a una Merkel que encarnaba un conservadurismo pragmático y abierto. El cambio, que también puede implicar una menor autoridad del canciller en un Gobierno de tres socios y no de dos, tendrá consecuencias en las relaciones hispano-alemanas, pero tampoco serán grandes.
La nota Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El amigo Scholz
El PSOE y el SPD son partidos cercanos, pero en la discusión de las normas fiscales de la zona euro, España estará más próxima a Francia e Italia
Olaf Scholz y Pedro Sánchez, en la Moncloa. /
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