El trasluz Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Teorías procesadas

Hay, curiosamente, un organismo que vigila la publicidad encubierta, como si hubiera ya algo que no lo fuera. Como si nuestro estilo de vida no fuera el resultado de esa publicidad

El rey emérito Juan Carlos I, saludando, en una imagen de archivo. / LEGAN P. MACE / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO

Llamamos publicidad encubierta a la que no se ve, aunque actúa. No sabemos cuánta publicidad encubierta hay, precisamente por su carácter invisible, pero sabemos que Cola Cola, por poner un ejemplo, vende mucho. También sabemos que VOX sube en las encuestas y que el rey emérito se encuentra a la espera de que se archiven las causas pendientes para volver a España, posiblemente a la Zarzuela, que le sale gratis a él y a nosotros carísima. Tirando del hilo de lo que se vende mucho se pueden obtener algunas conclusiones sobre la publicidad encubierta. Hay periódicos que aparentan dar noticias cuando son auténticos folletos comerciales. Hay telediarios a los que, si les quitas la careta, devienen escaparates de productos ideológicos para el consumo rápido. Usted o yo podemos transformarnos sin querer, en medio de una cena de amigos, en una terminal propagandística de una mercancía tangible o intangible. Tirar del hilo es lo que se hace en las sesiones de psicoanálisis y comporta a veces un trabajo excesivo. No tiene uno tiempo ni ganas de andar buscando todo el día el doble fondo de las cosas. 

Temas

Publicidad