La lengua Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El décimo lingüista

Desde hace unos meses ha vuelto un enfoque catastrofista que ve al catalán en el corredor de la muerte. Sin embargo, no es menos real que su uso se mueve tradicionalmente en un espectro bipolar

Una mujer acompaña a dos niños a la escuela Turó del Drac de Canet de Mar, en cuya entrada luce una pintada que reclama la enseñanza en catalán. / ACN / JORDI PUJOLAR

Hace muchos años, quizás una década, vi un documental que me impactó. En las imágenes una mujer china entonaba una nana: “Duerme, duerme, que tengo que ir a trabajar”, decía, pero lo importante de esas palabras era la lengua —el manchú—, que estaba a punto de desaparecer. Hablada en un rincón de China, había sido el vehículo de una dinastía poderosa, pero entonces ya solo quedaban una veintena de hablantes, todos mayores de 80 años. Supongo que hoy en día, por lógica, debe considerarse extinguida. Como el manchú, también han muerto recientemente —o están cerca— el livoniano en Letonia, el pidgin criollo de Luisiana o muchas lenguas indígenas de México.