Hace un año evocaba 'Aquel ‘tió' de Nadal’ (24-12-2020) y explicaba que la Navidad confinada que nos disponíamos a celebrar me hacía viajar a la Navidad de mi infancia, también ‘confinada’. Era otro confinamiento, sin Papá Noel, ni amigos invisibles, ni pistas de esquí, ni grandes superficies. Pasábamos las fiestas en nuestra burbuja familiar acompañados de rituales que llenaban la atmósfera de felicidad: la llegada del ‘tió’, la construcción del pesebre, la misa del gallo, los villancicos o la ‘dècima de Nadal’ (la felicitación en verso que aprendíamos de memoria y recitábamos desde un taburete).
Solidaridad y ética del cuidado Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Mi 'dècima de Nadal'
Esta Navidad, con todas las limitaciones, es una buena ocasión para ejercer de ciudadanos y reflexionar sobre el mensaje universal que está en sus orígenes
Transeúntes, la mayoría con mascarilla, en La Rambla de Barcelona iluminada para la Navidad. /
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