Arenas movedizas Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Enfermos, no apestados

Los diagnosticados de covid corren un segundo riesgo que sumar a la enfermedad: el de prolongar la cuarentena social y profesional a causa de una injustificada estigmatización

Un paciente ingresado en la UCI de COVID del hospital de la Vall d’Hebrón / Ferran Nadeu

Hace menos de un año, durante el encrespamiento de una de las olas del covid, entre la acaecida después del verano de 2020 y la previa a la Navidad, algunos organismos oficiales y varias oenegés difundieron una serie de guías de prevención ante el riesgo de estigmatización de las personas que se habían visto directamente tocadas por la pandemia. Los expertos en salud mental habían comprobado que numerosos enfermos se estaban viendo señalados como culpables en lugar de como víctimas, de manera que el simple gesto de toser, estornudar o un inocente carraspeo en el lugar de trabajo o a la espera de poder cruzar un semáforo, comenzaba a ser motivo de miradas de reprobación y rechazo social, lo que resultaba insoportable para muchos diagnosticados. Tras superar la pandemia comenzaba otra peor.