La sanidad, desde los dos lados Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El médico como paciente

Los investigadores hemos de ser objetivos, pero la realidad nos golpea cuando menos lo esperas

Sanitarios atienden a un paciente en el Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona. / Enric Fontcuberta / Efe

Hace unas pocas semanas tuve un problema grave de salud y ello me ha permitido cruzar ese abismo que separa al médico o investigador en biomedicina respecto al paciente, la persona que sufre una enfermedad. En primer lugar quisiera destacar la inmensa fortuna de gozar de un sistema sanitario público, universal y de calidad. A pesar de las diversas crisis económicas sufridas, nuestros hospitales continúan ofreciendo un servicio de salud excelente. Las mismas técnicas diagnósticas y de tratamiento usadas en mi caso, si tuviera que pagarlas de forma exclusivamente privada, ya me encontraría ahora pensando en pedir un préstamo o hipotecar mi casa. Lo que la persona que padece una enfermedad desea es curarse y volver pronto a su vida normal. Algunos hospitales de otros países donde se realiza un turismo sanitario de lujo te recibirán con flores y una copa de champán, pero lo que verdaderamente quiere el usuario es a los mejores profesionales de la medicina y las técnicas diagnósticas y de tratamiento que lleven a una mejor resolución de su patología. Y en ello, nuestras instituciones sanitarias disponen de estas personas y de las tecnologías y fármacos de última generación. Por poner un ejemplo, desde Catalunya se realizan hoy en día ensayos clínicos en oncología e infección por el virus HIV que se encuentran entre los más destacados y de referencia en el mundo. Del mismo modo nuestros profesionales biosanitarios reciben una buena formación universitaria que les capacita para seguir aprendiendo las habilidades necesarias para desenvolverse en el medio clínico. Pero tenemos que estar atentos. Muy atentos. Estos trabajadores, movidos por su vocación y motivación, dan un servicio magnífico, pero si seguimos pagándoles sueldos bajos y con extrahoras de sobreesfuerzo, van a acabar quemados. Por eso pido a los responsables públicos que los protejan especialmente. Ellos se encargan de nuestra salud y su bienestar es el nuestro.