Yo no había cumplido treinta años cuando conocí a Almudena Grandes. Rompió uno de esos famosos encierros suyos que hacía cada vez que quería concentrarse y escribir una de sus estupendas novelas, porque quiso presentar el que fue mi primer ensayo. Fue en Rivas-Vaciamadrid, era invierno y hacía mucho frío. Almudena llegó, no lo olvidaré jamás, con esa melena suya negra al viento y un abrigo de piel rojo y su presencia llenó la librería Muga. No nos conocíamos hasta ese momento y nos hicimos amigas ese mismo día. Fue fácil. Tras la presentación unos vinos, unas tapas y literatura, política, feminismo, más política… Y a partir de entonces Madrid no era Madrid si no pasaba por su casa, y así para mí Madrid acabó siendo Almudena, en realidad para mí Madrid siempre será Almudena.
Obituario Obituario Informa la muerte de un individuo, proporcionando un relato imparcial de la vida, controversias y logros de la persona.
Buena gente que camina
Hoy Madrid está un poco más huérfano, como huérfanos estamos todos sus amigos, todos los que la queremos y la admiramos
Almudena Grandes durante una firma de libros para sus lectores
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