Cine y literatura Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El optimismo como algo exótico

Hay algo positivo en que la luminosidad de una película, de una obra artística en general, nos resulte tan llamativa que necesitemos poner el foco sobre ella

Imagen promocional de ’Licorice pizza’, de Paul Thomas Anderson.

No sé en qué momento empezaron a resultarnos exóticos, hasta sorprendentes, el optimismo, la calidez y la posibilidad de cierta inocencia en las películas. Pero son exóticos, y eso es malo y es bueno. Es malo porque pone en evidencia que, de algún modo, el cine de los últimos años ha estado secuestrado por el pesimismo y cierta tendencia a la oscuridad. Tanto el comercial como el minoritario. Hay excepciones, pero eso está ahí. Y está ahí por razones obvias. La primera, que no están las cosas como para tirar cohetes. La segunda, que (afortunadamente) parte importante del cine contemporáneo se ha comprometido con los tiempos, y hoy comprometerse con los tiempos supone poner en evidencia muchas cosas que están mal, que son injustas, que son prácticamente imposibles de abordar desde una posición optimista. Pero también hay algo positivo en que la luminosidad de una película, de una obra artística en general, nos resulte tan llamativa que necesitemos poner el foco sobre ella. Básicamente porque, de alguna manera, insinúa nuestras ganas de que la ficción contemporánea amplíe las maneras (y los humores) de acercarse a las historias, y eso incluye las películas contadas en positivo, lo que no quiere decir que no tengan tristeza, conflictos y dramas dentro. Me vienen a la cabeza tres ejemplos, dos de ellos cinematográficos y uno literario, de obras que ponen en evidencia esa necesidad de que la ficción contemporánea se sacuda un poco la gravedad y la pesadumbre.

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