Ya lo dice el aforismo: las misas las carga el diablo. ¿O son las armas? Aunque, ¿puede ser una misa un arma? Para el creyente lo es, sin duda. Munición contra las dudas, las tentaciones. Pero cuidado, es peligroso jugar con fuego. Que se lo digan a Pablo Casado. Paseaba el hombre por Granada un sábado por la tarde, le entró una urgencia mística y se unió a una misa sin darse cuenta, vaya por dios, de que era una ceremonia por Francisco Franco. Quizá fue el arrebato espiritual lo que le impidió percatarse del aguilucho que presidía una bandera.
Pros y contras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El diablo
El presidente del PP, Pablo Casado, en el Congreso de los Diputados. /
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