Tengo un amigo que siempre que tiene por delante un asunto delicado (una cita sentimental o un encuentro al azar en Tinder, una entrevista de trabajo o una conferencia con público) decide comprarse algo de ropa para estrenarla en ese momento crucial. Incluso zapatos, aunque estrenar zapatos sea más arriesgado. Es como un amuleto de la suerte: huye de lo que ya sabe, del fondo de armario, y se lanza a la aventura de vestir una nueva americana, unos calzoncillos nuevos, quizás unos pantalones. Se siente algo así como más convencido, más seguro de sí mismo.
Apunte
Una chaqueta, un chaleco y una flor
Xavi Hernández, en el banquillo azulgrana. /
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