Apunte

El egoísmo altruista de Unzué

Unzué, con el libro ’Una vida plena’. / Jordi Cotrina

Cuando el 18 de junio de 2020 Juan Carlos Unzué anunció que había fichado por el Team ELA, un colectivo de unas 4.000 personas en las que las altas y bajas están a la orden del día, se puso un nuevo reto por delante.

Su propósito es dar a conocer la enfermedad, visibilizarla, sensibilizar a los políticos sobre la necesidad de ayudas para unos enfermos que se apagan lentamente sin tratamiento, en sus casas, necesitados de cuidados que no muchas familias pueden afrontar. ¡Y vaya si está cumpliendo con su parte!

Dice Juan Carlos que prefiere hablar de convivir y no de luchar contra la enfermedad. Su verdadera lucha es conseguir que los enfermos de ELA puedan vivir con dignidad.

Aseguran sus mejores amigos que es cabezota como nadie. Da fe de ello su amigo Luis Enrique, compañero en el fútbol y en la bici y testigo de sus gestas en la carretera a base de físico, y sobre todo, cabezonería.

Ese rasgo lo está poniendo al servicio de sus innumerables actividades. En una semana frenética para él con un torneo de golf a beneficio de la ELA, también ha presentado su libro. Juan Carlos Unzué, una vida plena escrito por Ramon Besa, Marcos López y Lu Martín, con parte del beneficio destinado a la enfermedad. Solo en unas horas ya estaba siendo el libro más vendido en Amazon. Un "cabezota" que logra lo que se propone.

En este año y medio que ha pasado ya Juan Carlos ha perdido motricidad en sus manos y movilidad en sus piernas, necesita hace meses su silla de ruedas. Pero fue a recogerla con la ilusión de quien compra un coche nuevo porque le iba a permitir “ser independiente”. Así es Juan Carlos, siempre buscando la parte medio llena donde cualquier otro lamentaría la medio vacía.

Avanza la enfermedad y él sigue regalando por donde va una lección de vida con una sonrisa que atrapa. Se siente un privilegiado, explica su generosidad como “egoísmo altruista” y dice que nada de lo que vivió en su carrera deportiva le dio jamás tanta satisfacción como la que siente ahora. Por eso todos le quieren, es un imán de felicidad. Ir a verle, cada vez, es un verdadero regalo.