Soy la persona más maleducada que conozco, o soy la persona maleducada que más conozco. Para no pecar de fanfarronería inversa, utilizo la mala educación como escudo, la armadura del erizo. Me refugio en el Nobel de Economía Daniel Kahneman, cuando admite que “el malhumor puede acarrear beneficios”, porque la buena educación nos hace más crédulos y sensibles a la información basura. Funciono además como un excelente barómetro del estado de la cuestión. Si al cabo del día me he topado con un ejemplo esporádico de grosería, se cumplen las leyes estadísticas dado mi bajo índice de contagio humano. Sin embargo, ahora mismo me veo desbordado continuamente por los maleducados. Superan mis baremos, me adelantan personas que eran un ejemplo de probidad. Estoy seguro de que es una percepción compartida, no por cierta sino porque es fácil ponerse de acuerdo en que algo empeora.
Malas maneras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El auge de la mala educación
Me refugio en el Nobel de Economía Daniel Kahneman, cuando admite que “el malhumor puede acarrear beneficios”, porque la buena educación nos hace más crédulos y sensibles a la información basura
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