Rivalidad Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Catalunya, capital Madrid

Mientras Piqué dice que Madrid es un ejemplo para Europa, la ONU dice que Barcelona lo es para el mundo. Quizás si eres rico Madrid debe ser la ciudad ideal, pero para ir en bicicleta, vivir en paz y en justicia, o respirar aire puro, para el mundo parece que es mejor Barcelona

Ayuso

Dijo Gerard Piqué que tiene "envidia sana de Madrid" el día que presentaba allí su Copa Davis. Las declaraciones no pasarían de ser un comprensible agradecimiento a la ciudad que le permite florecer sus legítimos negocios, si no fuera porque se producen en un clima muy concreto, en el que una parte de las élites catalanas reniegan por tierra, mar y aire de la Barcelona de Colau y suspiran por la de Ayuso. Cuando Piqué dice que "Barcelona ya no está al nivel de Madrid", sin que sepamos muy bien con qué criterios hace la evaluación, es porque esta vaga idea se repite machaconamente en todas las comidas pudientes de la ciudad. Curiosamente, el 'establishment' local desarrolla esta teoría de la decadencia de Barcelona en chocante complicidad con una parte del independentismo, del que huyen despavoridos cuando hay que hablar de soberanismo pero al que abrazan entusiasmados cuando hay que triturar a Colau. La fascinación, no se engañen, no es por Madrid sino por el Madrid de Ayuso, que es muy diferente, y empezó el pasado mes de mayo cuando la nueva heroína de estos catalanes arrasó en las elecciones contraponiendo su pretendida 'libertad' al supuesto comunismo de Podemos. La apropiación por parte de Ayuso del concepto de 'libertad"'es una de las maniobras más perversas y brillantes que se han hecho en la política española en lo que llevamos de siglo, pero aún así parece mentira que hayan cuajado con tanto éxito en las zonas altas de Catalunya metáforas tan básicas que parecen sacadas de un manual escolar de la posguerra.