Como no me fío mucho de las encuestas oficiales, me gusta hacer las mías. Cada día ando 1,8 kilómetros para ir de casa al trabajo, en la derecha del Eixample, y otros tantos de vuelta. Paso pues por 26 cruces de calle al día. El resultado de mi experiencia sobre movilidad es el siguiente: un 8% de los patinetes van por la acera impunemente. De los cuales alguno a velocidad loca. Una vez que lo afeé, uno paró y amenazó con zurrarme. El resto van por el carril bici, pero el 40 % se saltan los semáforos, apremiando al peatón. El 4% de bicicletas siguen circulando por la acera, sobre todo en su último tramo, si les pilla en dirección contraria al tránsito. De esos, más del 50% son de 'delivery'. Y dejan la bici en cualquier parte. Los usuarios del Bicing suelen ser más comedidos. El 75% de las motos suben a la acera por el vado en marcha para aparcar, incluso recorriendo toda una manzana buscando sitio. Si se lo indicas, se enfadan. La semana pasada vi por primera vez a un motorista que paró la moto, se bajó y la llevó para aparcarla en la acera. Le aplaudí. Me miró extrañado.