A veces utilizo una palabra que no sé exactamente qué significa, pero suena bonita. Primero la digo y después pienso lo que he dicho: algún día tendremos un disgusto, ya veréis qué risa. A veces elijo una palabra porque suena musical, sin más, porque se escucha bonita, y luego entiendo lo que significa de verdad y ajusto mi discurso en consecuencia a toda prisa. A veces escribo palabras que no sé qué implican, pero cierran la frase con una cadencia precisa. Después busco su verdadero significado y prefiero antes cambiar mi argumento que la palabra. Quitarlas me da lástima y en el fondo pienso que da un poco igual, porque no escribo sobre nada tan importante como para renunciar a una rima. No lo puedo evitar: menos palabras buenas y más palabras bonitas.
BARRACA Y TANGANA
Lo bueno y lo bonito
En el fútbol tengo siempre activada la alerta frente a los futbolistas bonitos. No nos dejemos engañar por los truquitos: más futbolistas buenos y menos futbolistas bonitos
Tangana en un partido del Castellón. /
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