Gorka Landaburu, víctima de ETA, ha dicho estos días de conmemoraciones por la rendición de la banda terrorista hace diez años que de las calles del País Vasco “han desaparecido las miradas de odio”. Vivir sin odio, sin muertes, sin miedo, sin rencor es lo propio de una sociedad democrática madura y en paz consigo misma. Actualmente a las generaciones que no vivieron la larga etapa del terror les parecerá una obviedad, pero durante 50 años no lo fue. Las razones de tal excepcionalidad no deberían evaporarse en el olvido por muy atractiva que parezca tal predisposición.
Fin del terrorismo Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La memoria inclusiva como antídoto
ETA se acabó sin una posterior reflexión en profundidad de la clase política, solo unas meritorias novelas, películas y documentales que ayudan a consolidar una normalidad con tendencia al olvido
Un grafiti en las calles de Hernani /
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