A menudo España, más que un país, es una idea. O una ideología: y cada cual la piensa a su manera. A veces, algunos la tratan como a un coto del que fueran los dueños y al que no le caben interpretaciones ajenas. España es una y es mía, sea por amor o por complejo. Se trata de una apropiación antigua, que ha sobrevivido durante generaciones y que se ha ido a cruzar con un fenómeno en alza, basado en negar a los demás la capacidad de tener una opinión distinta. O en negarles, incluso, que puedan tener razón: se llama intolerancia.
Adoctrinamiento Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Los dueños de la moral
Todo lo que podría presentarse como un debate ideológico es en realidad una pugna por imponer una determinada idea de España y de la libertad y una concepción concreta de la democracia
Pablo Casado, a su llegada a la plaza de toros de Valencia. /
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